Entre el uso generalizado de las nuevas tecnologías, una de las preferidas por los adolescentes es la de escuchar música. El problema es que tienden a hacerlo empleando un volumen muy alto y esto puede crear problemas auditivos a largo plazo.
Según los médicos especialistas en otorrinolaringología, la sensibilidad del oído interno a los sonidos fuertes es la misma entre adultos y adolescentes, siendo mucho mayor en el caso de los niños pequeños. Pero como los daños en el oído interno se van acumulando poco a poco, cuanto antes se exponga un ser humano a los ruidos intensos, mayor será la posible lesión que se produzca.
Por lo tanto, cuidar la audición no es algo reservado para personas de cierta edad, sino que hay que empezar a hacerlo desde la infancia. Y en la adolescencia, incluso tomar medidas adicionales.
Los auriculares para escuchar música y sus inconvenientes
La mayoría de los adolescentes usan auriculares para escuchar música, que en realidad, es lo más recomendable en espacios cerrados. Y no solamente por evitar molestias a los demás, sino porque la música ambiente rebota en las paredes, produciendo impacto en el oído interno.
Pero el hecho de usar auriculares que se introducen en el oído, aumenta el riesgo de infecciones en la piel del conducto del oído externo. Y si los auriculares se comparten entre varias personas, algo que suelen hacer los adolescentes, el riesgo es mayor. Esto señala la conveniencia de mantener los auriculares en correctas condiciones higiénicas, procurando guardarlos en un estuche específico, por ejemplo, y evitando compartir su uso. En los espacios abiertos, siempre que sea posible, es preferible escuchar música ambiente, sin auriculares.

¿Cuáles son los factores de riesgo de lesión auditiva en un adolescente?
En el caso de adolescentes con antecedentes familiares de pérdida auditiva en personas jóvenes o que padezcan de base alteraciones en el oído, deberán extremarse las precauciones. Los daños en el oído se superponen a medida que pasan los años, son acumulativos y la audición perdida no se puede recuperar.
En cuanto a cómo afecta el sonido al oído, hay que tener en cuenta que son tres los factores que influyen:
- El volumen alto: a mayor intensidad, mayor daño.
- El tiempo de exposición al ruido: cuanto más tiempo, más daño.
- La cadencia de los sonidos: los repetitivos y discontinuos propios de cierto tipo de música que suele gustar a los adolescentes, son más agresivos para el oído.
La consecuencia de escuchar música a volumen elevado frecuentemente es el trauma acústico, que puede ser agudo o crónico:
- El trauma acústico agudo es provocado por una exposición puntual a un sonido muy fuerte, como una explosión.
- El trauma acústico crónico es el producido al exponerse repetidas veces a sonidos intensos, que no solamente pueden dañar de forma irreversible las células sensoriales, sino provocar acúfenos.
Cómo actuar padres y adolescentes para proteger la audición
No se trata de impedir que los adolescentes disfruten de la música, sino de evitar que la escuchen con un sonido muy alto, sobre todo en lugares cerrados. Igualmente conviene evitar el uso de auriculares que se introducen en el conducto auditivo externo, especialmente si los comparten con otras personas. Son preferibles los auriculares tipo casco, usados a un volumen moderado.
Si por alguna circunstancia se debe permanecer repetidamente en lugares donde el ruido ambiente sea alto y molesto, es recomendable el uso de protección auditiva a modo de cascos.
Y por supuesto, la realización de una audiometría periódica será la forma más eficaz de detectar a tiempo un posible daño auditivo. ¿Sabes que puedes reservar ahora mismo la tuya o la de tu hijo o hija adolescente?
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