No hace mucho, en este mismo blog os hablábamos del tema de los acúfenos o tinnitus, qué son y cómo tratarlos. Tal como os explicábamos, se trata de un problema auditivo que suele pasar bastante desapercibido aunque, en realidad, es un serio problema de salud. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, un 8% de la población mundial padece de tinnitus y, al menos, un 30% los ha sufrido en alguna ocasión. En España se calcula que casi cuatro millones de personas sufren este trastorno auditivo.
Qué son los tinnitus
Los tinnitus o acúfenos no son una enfermedad propiamente dicha. Son un síntoma relacionado con el sistema auditivo, descrito como zumbidos o silbidos, que pueden escucharse en uno o ambos oídos sin que exista una fuente externa del sonido. También pueden presentarse como un rugido, el ruido de la red eléctrica, un chasquido o un siseo.
Su intensidad y su tono pueden variar entre diferentes personas afectadas pero los más habituales son los sonidos agudos. Por este motivo, suelen empeorar con el silencio y, en muchas ocasiones, aquellos que los sufren padecen también de una mayor sensibilidad a los ruidos externos (hiperacusia).
Aunque en general suelen mostrar un carácter leve y transitorio, cuando son más continuos y molestos pueden derivar alteraciones del sueño, interferir nuestro descanso o nuestra concentración, producir estrés, ansiedad, angustia o depresión. De manera que pueden afectar sensiblemente nuestra calidad de vida.
Tinnitus y malestar emocional
Es difícil valorar la manera en que cada persona afectada por acúfenos afronta este problema auditivo. Hay personas a las que, en realidad, no les genera ningún malestar al conseguir interiorizarlo como un aspecto más de su vida, sin que llegue a interferir en un normal desarrollo diario. De esta manera, consiguen no percibirlos, de la misma manera que las personas habituadas a las grandes ciudades no escuchan el bullicio de las calles.
En cambio, hay personas afectadas por tinnitus que esta afección les genera un estado emocional negativo. Entran en un círculo vicioso en el que su atención queda afectada constantemente por el acúfeno de manera que no dejan de percibirlo. Aunque desean dejar de escucharlo no pueden hacerlo, haciendo que sus preocupaciones y su tensión aumenten. Temen que aumente de intensidad y que no puedan controlarlo.
Quedan ligados a esos pensamientos sin poder dejar de darle vueltas, aislándose socialmente cada vez más y prescindiendo de realizar actividades de ocio o placenteras. De esta manera, se sumergen aún más en ese círculo vicioso, haciendo que su malestar emocional aumente y, con él, su percepción del tinnitus. La persona afectada ya se encuentra sometida a la ansiedad, el estrés o la depresión, afectada por la falta de concentración, la falta de descanso y los problemas de sueño.
Como es habitual en cualquier desajuste emocional, se trata de un problema de gestión de las emociones. Esta reacción a la afección de los tinnitus no es más que una falta de herramientas efectivas que nos ayuda a regular nuestras emociones y a manejar el acúfeno. Por ese motivo, a la vez que buscamos un tratamiento que repare nuestro problema auditivo, es importante acudir a un psicólogo especializado en el tratamiento del tinnitus para ayudarnos en la tarea.